jueves, 2 de febrero de 2017

Buscando el lince ibérico

Han sido ya 3 ocasiones en las que hemos hecho un largo camino fijándonos como objetivo una única especie. Esta especie es el lince ibérico (Lynx pardinus). Todo el mundo ha oído hablar de esta especie, ha leído su nombre en la prensa o lo ha escuchado en el telediario. Es una especie emblemática y esta posición no se debe únicamente a que es una especie de carnívoro única de la Península Ibérica, sino a su delicado estado de conservación, que lo ha convertido en un animal con muy pocos efectivos demográficos. Por ello, entre las dispersas fragmentadas poblaciones de linces ibéricos de España, nos hemos movido hasta Andujar, cuna y hogar de una población estable de linces.



Amanece en la Sierra de Andujar, nosotros nos encontramos fuera del Parque Natural.

Nos movemos por las pistas forestales rodeadas por fincas privadas, disfrutando de la biodiversidad conservada en estos espacios privados privilegiados. Aprovechando el desnivel de la pista en relación a los valles, esperamos poder realizar avistamientos del lince. Es mucha la gente que se mueve hasta aquí para disfrutar de la presencia de esta especie única. Y es un lugar donde hemos conocido a gente muy agradable e interesante.





"Dicen que se ha movido un lince por esa ladera ¿Tú lo has visto?"


Es cuestión de horas y días, de moverse por los caminos o estarse quieto esperando al felino moteado y disfrutar de todo lo que te rodea, flora y fauna. Y a veces a lo lejos en ese hábitat de roquedales cubiertos de encina y lentisco , el lince se deja ver. Como este recuerdo que nos despidió en nuestra penúltima visita.



En nuestras experiencias lo normal es verlo a una cierta distancia, deambulando por sus territorios. Es invierno y con la época de celo cerca tienen que salir a patrullar y hacerse notar. 
Tanto que a veces se tiene la enorme suerte de que al ver a un lince recorrer una pista forestal y moverse hasta su localización.... te encuentras que todos los avistadores se han congregado porque no hay uno... hay dos linces.


Macho y hembra juntos haciendo las delicias de todos aquellos que no tenemos a esta especie en nuestro día a dia.

Pero aún se puede tener mucha más suerte. Puede ser que tras el madrugón de la mañana y llegar al territorio lincero tengas la enorme suerte de tenerlo a tan solo unos metros de donde os habéis puesto. Y el resultado es que ese encuentro grabado en tus pupilas te acompañe toda la vida.


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