Amanece en la Sierra de Andujar, nosotros nos encontramos fuera del Parque Natural.
Nos movemos por las pistas forestales rodeadas por fincas privadas, disfrutando de la biodiversidad conservada en estos espacios privados privilegiados. Aprovechando el desnivel de la pista en relación a los valles, esperamos poder realizar avistamientos del lince. Es mucha la gente que se mueve hasta aquí para disfrutar de la presencia de esta especie única. Y es un lugar donde hemos conocido a gente muy agradable e interesante.
"Dicen que se ha movido un lince por esa ladera ¿Tú lo has visto?"
Es cuestión de horas y días, de moverse por los caminos o estarse quieto esperando al felino moteado y disfrutar de todo lo que te rodea, flora y fauna. Y a veces a lo lejos en ese hábitat de roquedales cubiertos de encina y lentisco , el lince se deja ver. Como este recuerdo que nos despidió en nuestra penúltima visita.
En nuestras experiencias lo normal es verlo a una cierta distancia, deambulando por sus territorios. Es invierno y con la época de celo cerca tienen que salir a patrullar y hacerse notar.
Tanto que a veces se tiene la enorme suerte de que al ver a un lince
recorrer una pista forestal y moverse hasta su localización.... te
encuentras que todos los avistadores se han congregado porque no hay
uno... hay dos linces.
Macho y hembra juntos haciendo las delicias de todos aquellos que no tenemos a esta especie en nuestro día a dia.
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